Dos personas se forman en las cocinas el Lillas Pastia dentro de un exitoso programa que está logrando un alto porcentaje de incorporaciones al mercado laboral
Cruz Roja, a través de su Plan de Empleo, y el chef Carmelo Bosque siguen dando “oportunidades que cambian vidas” a personas especialmente vulnerables. En la cocina del restaurante Lillas Pastia dos mujeres, Liseth y Yenny, se están formando bajo la tutela de los mejores cocineros de la provincia con el objetivo de integrarse laboralmente en la hostelería.
Ellas dos, constituyen ya la tercera promoción de este exitoso programa de capacitación para el empleo a través de una formación “a la carta”, que permite a las empresas instruir a futuros trabajadores según sus necesidades, mientras que el alumnado evita una larga formación profesional que, en ocasiones, no puede llegar a concluir, y les permite acceder con mayor rapidez a un empleo.
Varias de las anteriores personas que han seguido este programa están trabajando en diferentes establecimientos del grupo que lidera Bosque. “El porcentaje de integración es del 75 por ciento. Un éxito absoluto”, afirma.
Las venezolanas Liseth y Yenny han empezado con mucha ilusión y grandes expectativas de trabajo esta formación que concluirá a finales del próximo enero. En estas semanas aprenderán a realizar desde elaboraciones culinarias básicas de múltiples aplicaciones a otras más ejecuciones más especializadas con verduras y hortalizas, carnes, pescados, huevos, etc., sin dejar de lado técnicas de limpieza, manejos de los equipos, y conservación de productos. Al terminar su formación recibirán un diploma de ayudante de cocina emitido por Cruz Roja y acreditado por el restaurante Lillas Pastia y el Fondo Social Europeo, que financia el programa.
Liseth ha llegado a este programa del Plan de Empleo de Cruz Roja con cierta experiencia ya que durante doce años trabajó en la concina de una empresa en su país. “Ahora estoy aquí –dice- aprovechando esta oportunidad que me ha dado la Cruz Roja de aprender más y mejor en este gran restaurante”. Asegura que pondrá todo su empeño en ello ya que su meta es “quedarme con ellos a trabajar y más adelante me gustaría llegar a fusionar el bagaje que yo ya tengo con lo que aprenda”.
Su compatriota Jenny tiene igualmente “grandes expectativas de aprender mucho” y desde luego está dispuesta a poner todo su empeño para “aprovechar esta oportunidad para poder encontrar un trabajo”. Jenny era educadora en su país, pero la cocina ha sido su pasión “y ahora tengo la ocasión de desarrollarla y adquirir los mejores conocimientos. Estoy muy ilusionada”.
Carmelo Bosque está muy implicado con este programa que, en su opinión, está dando unos resultados “magníficos” y no duda en darle continuidad. “Es un plan que iniciamos hace tres años y está consiguiendo una integración laboral muy alta. La clave es la selección y preparación previa que hace Cruz Roja de las personas que cada vez vienen a formarse con nosotros”. Añade que el proceso cuenta con la vigilancia y tutela de la entidad con cuyos profesionales se reúne periódicamente.
El chef explica que, generalmente, los alumnos llegan algo cohibidos al Lillas Pastia porque es la primera vez que entran en las cocinas de un restaurant con estrella Michelin, “y les acogemos con calor humano y cercanía. Les enseñamos, y les transmitimos e inculcamos pasión por lo bien hecho, por la excelencia. Ellos se encuentran enseguida a gusto con la formación de nuestro personal. En dos o tres meses ya se ve que han aprendido mucho, y en poco tiempo, están capacitados para un oficio que les permite incorporarse a alguno de los departamentos de cocina de nuestras empresas”. Carmelo Bosque resalta que ha habido alumnos de promociones anteriores que ya son parte íntegra de la plantilla y están desarrollando sus propias ideas como Ruth, en el Tomate Jamón, o María, en el Lillas.
Para Bosque es un “lujo” que estas personas, para las que una formación reglada no es factible, quieran aprender bajo su tutela y la de su equipo y “acompañarles en el proceso de ver como se sienten valoradas, capacitadas e integradas”.
Desde el área de empleo de Cruz Roja, señalan que este programa, enriquece y aporta las competencias técnico-profesionales a las personas participantes en el sector de la cocina. Destacan que, además, “este tipo de iniciativas son un gran aporte a la formación en oficios, por la proyección de futuro a puestos de trabajo tradicionales, la calidad con la que se desarrollan y las puertas que abren a personas de diversa procedencia”.