Este 25N, Día Internacional para la eliminación de la violencia hacia las mujeres, Cruz Roja Juventud pretende acercar las diferentes formas que siguen manteniendo y formando parte de la violencia estructural y simbólica, mantenida por el patriarcado de una forma muy sutil, tales como:
- Publicidad sexista, que sería la discriminación simbólica en la imagen en los medios de comunicación y la publicidad. Y es que los medios de comunicación de masas conforman uno de los grandes agentes socializadores -junto a la escuela, la familia y el grupo de pares- que transmiten información sobre los papeles asignados a los géneros, jugando un papel importantísimo en la formación y transmisión de modelos. Así mismo, ayudan a la creación de la conciencia social por su capacidad para legitimar ideas, estereotipos y crear estados de opinión, por lo que su influencia es poderosa.
Relaciones de control entre adolescentes, tal como se evidencia del análisis de los datos del estudio “Percepción de la Violencia de Género en la adolescencia y la juventud” por Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, en el que se concluye que uno de cada tres jóvenes de 15 a 29 años considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias “controlar los horarios de la pareja”, “impedir a la pareja que vea a su familia o amistades”, “no permitir que la pareja trabaje o estudio” o “decirle las cosas que puede o no puede hacer”. Este tipo de actitudes se ven incrementadas por el uso de las nuevas tecnologías, que permiten conocer en todo momento dónde está, qué está haciendo o con quién está hablando mi pareja, qué le están diciendo… lo que puede generar celos, control, dominio, acoso o humillación pública.
- Grupos de whatsapp machistas, a través de chistes, videos, imágenes y otro tipo de contenidos. Es demasiado común encontrar imágenes, videos, textos o incluso audios en móviles de hombres en los que se trata claramente a las mujeres como objetos sexuales o seres inferiores y con ello, queda justificada la burla y la denigración en estos grupos de whatsapp. La mayoría de personas no detectan el sexismo que puede haber en estos grupos donde por ejemplo, se dan los buenos días pasando la imagen de una mujer semi-desnuda, o se felicita al resto de componentes del grupo por haber llegado el viernes con contenidos similares.
- Acoso sexual, que supone otra forma de hacer referencia al sexismo y a la política sexual en la cual hombres y mujeres ocupan diferente lugar. El acoso sexual constituye un mecanismo de control del cual se vale el varón para mantener una relación de dominación/subordinación que convierte a la mujer en un objeto del cual puede disponer a conveniencia.
- Anuncios de trabajo sexistas, que acrecientan aún más la ya de por sí gran brecha de las desigualdades que sigue habiendo en el mundo laboral, sumándose a otras realidades como el desigual reparto del trabajo doméstico, los trabajos a tiempo parcial, el acoso, la tasa de paro femenina, la baja representatividad en puestos de responsabilidad o la desigualdad salarial, lo que provoca que el género femenino se empobrezca cada vez más.
Abusos sexuales en fiestas patronales o espacios de ocio, donde se evidencia una mayor presencia de agresiones sexuales, en los que el consumo de alcohol y otras drogas es mayor. Este tipo de agresiones (tocamientos en conciertos, acoso verbal, etc.) se «normalizan» También en determinados ambientes nocturnos, gozando de mayor impunidad. Se ha observado, también, que existe una tendencia a situar la responsabilidad de las agresiones sexuales en el consumo previo de sustancias, como si el detonante de la violencia fuera la sustancia, dejando completamente de lado la responsabilidad de los agresores y obviando el hecho de que la violencia sexual tiene sus raíces en el machismo, en la cultura sexual de la sociedad.
Por todo ello, lanzamos la campaña Rompe la cadena, en la que pretendemos llamar la atención de la sociedad en general, y a los/as jóvenes en particular, para identificar y eliminar todas estas manifestaciones de la violencia de género.